Cápitulo I : El compromiso del Príncipe Andrés
Ésta
historia comienza en el lujoso Palacio de un Rey llamado Andrés y una Reina
llamada Mariana. Su alta sociedad les impedía casar a su pequeño varón con
cualquier niña pobre y que no perteneciera a la clase social a la que ellos
estaban acostumbrados. La cena de esa noche era muy importante, prometerían al
Príncipe Andrés y a otra Princesa, una niña de su misma clase, alguien que ni
siquiera éste conocía y con la que tendría que compartir su vida en unos años
más adelante.
El
Príncipe Andrés estaba bajo los efectos de su propia desesperación, no entendía
como podría amar a una persona que ni siquiera sabía que existía, que ni
siquiera había hablado con ella, que no sabría si llegaría a amarla... pero la
única ilusión que le quedaba es que fuera hermosa, de cabellos largos y rizados
y muy pálida, tan blanca como pura; precisamente describía a una niña a la que
un día de su castillo echó cuando la sorprendió robando flores para llevarlas
al cementerio y dejarlas sobre la tumba de sus padres. Sin darse cuenta, ésta
niña le provocó una sensación de cariño y dejó un vacío inmenso en el corazón
del Principe, pues cuando éste la obligó a marcharse con gran autoridad,
aquella niña se disculpó y le dijo el significado de aquellas flores y sin
mediar más palabra echó a correr sin dejar al Principe Andrés excusarse y
pedirle disculpas, porque si hubiese sabido la intención de aquella dulce niña,
el mismo hubiese pedido a sus sirvientes que hubiesen cortado las rosas más
blancas y frescas de su jardín.
Desde
aquel día, no la había vuelto a ver. Había avisado a los guardianes para que lo
llamaran en el caso de que la niña de ojos claros y piel blanca apareciera por
el Palacio, pero no había rastro de ella.
La
tarde se aproximaba y la madre del Príncipe habló con el unas horas antes de la
cena, quería darle a su hijo su apoyo antes de encontrarse con tal momento...
su madre sufrió mucho cuando a ella la prometieron y aún sufría porque al Rey
Andrés nunca lo amó ni lo amaba como lo hizo a uno de los sirvientes de aquella
casa en Francfort, al que su mismo padre mandó decapitar una noche de las que
se encontraba con él en el lago, donde los dos se amaban en silencio y sólo las
estrellas y la luna formaban parte de su complicidad. Aquellos momentos fueron
tan indignos para el Rey, que le llevaron a tomar aquella decisión tan ílogica
y tan macabra como asesinar al guardían para que jamás la Reina Mariana pudiese
volverse a ver con él. La Reina Mariana fué encerrada hasta el punto de llegar
a la locura, los médicos del pueblo la visitaban y la única explicación que
encontraban era que moría de amor. Poco a poco el tiempo curó vagamente sus
heridas y dejó que su padre como siempre lo hacía, decidiera por ella, entendió
que esa vida era así y que tenía ventajas e inconvenientes, que el dinero no
daba la felicidad y ella lo supo desde aquel mismo día.
Hola bella felicidades por tu blog... Y mucha suerte... Tu relato muy lindo... Muchos Besitos
ResponderEliminarBienvenida guapa, me alegro que por fin te hayas decidido. Un besazo.
ResponderEliminarMuy bueno Ary! Suerte con el blog!!
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